Virgen de Belén JUAN VICENTE MACIP - Antigüedades Conde de Aranda
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Virgen de Belén
JUAN VICENTE MACIP

Pintor: Atribuido a Juan Vicente Macip

Fecha/lugar creación: S/N

Título pintura: “Virgen de Belén”

Material: Óleo sobre lienzo

Medidas: 70 x 52 cm sin marco | 93 x 75 cm con marco

Otros datos: Marco madera pintada

 

La iconografía representada es la de la Virgen de Belén, advocación mariana que está muy extendida en los países hispánicos. Esta advocación se relaciona con el nacimiento de Jesús, aunque no es la única, pues, también lo están, por ejemplo, la Virgen de la Expectación, la Virgen de la Leche, etc.

Sobre el autor atribuido del cuadro: Juan Vicente Macip
(Valencia, h. 1475-1550). Pintor español. La primera noticia documentada sobre este artista data de 1501 cuando aparece citado como el maestro Vicente Masip, pintor de retablos, es decir, como un profesional independiente. Su formación inicial transcurre en Valencia durante la última década del siglo XV.

En esos años trabajan en la ciudad pintores como Paolo de San Leocadio, Rodrigo de Osona o el Maestro de Artés. Y aunque parece probable que Masip anduviera inicialmente en el entorno de este último, fue su admiración por Osonay San Leocadio la causa de su interés por lo nuevo. Así se entiende que sus obras más tempranas estuvieran imbuidas de un aire primitivo con influjo de los pintores ya citados.

En 1516 llegan a Valencia los artistas Fernando de Llanos y Fernando Yáñez de la Almedina, pintores españoles formados en Italia en el entorno de Leonardo. Vicente Masip, que contaba por entonces treinta años, tenía un vocabulario artístico definido, basado en los parámetros cuatrocentistas, y una actividad profesional amplia como lo evidencian el Retablo de Porta-Coeli (Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V) y el Retablo de san Dionisio y santa Margarita (después de 1507, Museo Diocesano de Valencia), antes atribuidos al llamado Maestro de Cabanyes, cuya identidad es, a partir de 1993, generalmente equiparada a la del joven Vicente Masip.

Nada se sabe de Masip en el periodo inmediato a 1507 en que se abre una laguna cronológica de seis años en los que no aparecen noticias suyas. Hay que esperar hasta 1513 para encontrarlo avecindado en Valencia como maestro pintor de la demarcación parroquial de Santa Cruz. Exceptuando una pequeña mención que data de 1514 y que presenta al pintor como testigo en el testamento de un tal Gregorio Ferrando, se abre otra laguna cronológica hasta 1522-1524, años en los que se registra su actuación en varios trabajos menores de la catedral de Valencia.

A partir de este momento se produce otro salto en la documentación hasta 1529, cuando lo encontramos trabajando en el retablo mayor de la catedral de Segorbe (Castellón, 1529-1532). En este lapso de tiempo se produce en Valencia un hecho excepcional: el traslado desde Roma, por parte del diplomático valenciano don Jerónimo Vich y Valterra, de cuatro pinturas de Sebastiano del Piombo que estaban llamadas a ejercer una profunda influencia sobre los pintores de la región. El formidable salto cualitativo que se aprecia en el retablo de Segorbe, donde se hallan retazos de inconfundible aliento clásico y clara influencia piombesca, ha llevado a pensar en una intervención muy destacada del dotado hijo de Vicente Masip, Juan de Juanes, y lo mismo podría decirse de otras obras, como Inmaculada Concepción (colección Central Hispano, Madrid), Bautismo de Cristo (catedral de Valencia) o Cristo atado a la columna (Alba de Tormes), tradicionalmente asignadas a Vicente Masip y cuya autoría es hoy debatida entre el padre y el hijo.

En opinión de algunos historiadores, también deberían ser restituidas a Juan de Juanes otras obras consideradas habitualmente como de la etapa madura de Vicente Masip, como San Sebastián(Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V), compañero de San Bruno y san Vicente Ferrer (MuseuNacional d’Art de Catalunya, Barcelona) y La Santa Cena (Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V). Al parecer, en el año 1542 Masip ya había cedido definitivamente a su hijo las riendas del taller familiar, para morir hacia 1550.

Sobre el cuadro “Virgen de Belén”
En España está extendida esta advocación de manera especial por el Sur de la península, puede justificarse en el hecho que la tradición atribuye a Osio, obispo de Córdoba, en la primera mitad del s. IV, quien trajo al regreso del Concilio de Nicea, una imagen mariana que recordaba al nacimiento de Jesús en Belén. Así se estableció en Córdoba esta devoción.

Más tarde en el siglo XIV se encontró en la misma ciudad una pintura de Nuestra Señora de Belén, que llegaría a ocupar, pasados los años, el lugar de honor de la capilla del ermitario, como Patrona de las Ermitas de Córdoba. En el contexto de la reconquista y más tarde en la evangelización de América, Nuestra Señora de Belén pasó a convertirse en una de las imágenes más difundidas por las órdenes religiosas de predicadores. Muchas de las imágenes de la “Virgen de Belén” se propagaron gracias a la influencia franciscana, pues, el Misterio de la Navidad se ha celebrado especialmente desde que los franciscanos difundieron su culto. Muchas de ellas reciben culto en algunos de los conventos de alguna rama femenina de la Orden de San Francisco.

María con el Niño ha sido el tema pictórico y escultórico más representado por la iconografía religiosa. El tema de la Virgen de Belén hay que encuadrarlo dentro de las denominadas Vírgenes de Ternura, que irrumpe en la plástica marina en el periodo gótico con una gran fuerza como respuesta a ese naturalismo de raíz franciscana que conduce a representar a María no como el trono de Jesús, sino como la Madre del Niño Divino, en actitudes amorosas y variadas, que van desde la Virgen acostada en su lecho acariciando al Niño, o la Virgen amamantando a Jesús o llevándolo en sus brazos mientras éste acaricia su cara con la mano, o la Virgen de Belén que lo sostiene en sus brazos amorosamente envuelto en pañales o desnudo sobre ellos, o el descanso en la huída a Egipto.

Detalles del cuadro “Virgen de Belén” Vicente Masip
Es un tema que surge en pintura, mas raro en escultura, si lo hay es en relieve. De medio busto la Virgen hace carantoñas con el niño. En este tema suele estar la virgen vestida con túnica roja, manto azul y cubierta con paño blanco.

Sobre un fondo neutro con decoraciones que se repiten en dorado, que parecen como un florón muy abstraído aparece esta Virgen de Belén con los colores tradicionales que hemos dicho. Destaca el tocado blanco con unas líneas rojas. Se encuentra sentada, con su mano izquierda sostiene el pie izquierdo del niño, y con la derecha le agarra el costado. El cuello de la madre es esbelto. El niño la abraza con su brazo derecho y las cabezas de ambos se juntan. Salvo por un trozo de tela que le cubre un poco la barriga, el niño aparece desnudo y puesto sobre un cojín. La postura movida del niño nos trae recuerdos de Miguel Ángel.

Ambas imágenes se peinan con la raya en medio, de cabellos castaños, poseen nimbo, y fijan su mirada en el espectador.

Los pliegues de los paños son ondulados y suaves. Destacamos el suave sombreado en la figura del niño, y la rotundidad de ambas imágenes.

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