Según el historiador Tito Livio, Rea Silvia era la hija del rey de Alba Longa, pero debido al ascenso al trono de su tío, la joven fue obligada a convertirse en una Vestal (Sacerdotisas que debían mantenerse vírgenes). Sin embargo, Rea Silvia fue atacada por el Dios Marte, quien la violó dejándola embazada de Rómulo y Remo. Cuando los bebes nacieron, el tío de Rea Silvia condenó a la mujer a ser enterrada viva y a los bebes a la muerte. El criado que debía encargarse de ambas tareas se apiado de la joven, de tal modo que no mató a Rómulo y Remo, sino que los dejó al criado de la loba Luperca. Este es el preciso instante en el que Rea, junto a sus dos hijos es encontrada por el criado que parece interesarse por los niños, ya que acerca su mano hacia ellos en un gesto de ternura. En el siguiente plano de la escena se puede observar como un personaje armado con una lanza, trata de alcanzar a un animal que parece una loba con la internación de herirla.

Las características estéticas de la obra nos acercan a la producción estética de Victor Honoré Janssens que fue diseñador de tapices y un pintor flamenco destacado de obras religiosas y mitológicas. Pasó una parte importante de su carrera en el extranjero y trabajó en Alemania, Italia, Viena y Londres. Fue pintor de la corte del emperador Carlos VI de Austria en Viena. Janssens estudió diseño y fue inscrito como alumno en el registro del Gremio de San Lucas de Bruselas en 1675. Después de trabajar en el estudio de Lancelot Volders, pasó una temporada en el distrito de Oldenburg, donde trabajó como el pintor de la corte de Joachim Frederick, duque de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Plön. Janssens permaneció durante unos nueve años en Italia y visitó las principales capitales del país para estudiar a los grandes maestros. El artista regresó en 1689 a Bruselas y fue admitido en el Gremio de San Lucas. Tras el bombardeo de Bruselas por los franceses en 1695, se encargó a Janssens que produjera una serie de pinturas para el Ayuntamiento de Bruselas para reemplazar las destruidas durante el ataque a la ciudad. También trabajó para los gremios e iglesias locales. Finalmente, fue nombrado pintor de la corte del emperador Carlos VI de Austria y residió en Viena desde 1719 hasta 1722.