La pieza presenta reminiscencias tanto en composición como en técnica y temática de la época de transición de Soria Aedo, ejemplo de ello son sus pinturas “Doña Paca y su prenda” o “La abuela y sus nietas”.

La obra pertenece a un prolífico año en la vida de Soria Aedo ya que, en 1953, ya en el último periodo de su carrera realizó una exposición en el Salón Cano de Madrid con una exposición de 13 obras durante la primavera y en verano del mismo año expuso en el Centro Artístico de Granada 19 cuadros, entre los que se encontraba esta pieza como se entiende de la etiqueta que aún conserva al dorso. Temáticamente tres jovencitas se encuentran en un salón tomando el té de un modo amable y desplaciente, la pincelada se suelta y se adapta a la calidez temática, pero a pesar de la fluidez no pierde destreza como se puede apreciar en el modo en el que el autor define las texturas de las telas de los vestidos.

Francisco Soria Aedo se formó en su Granada natal, de la mano del pintor José María López Mezquita. A lo largo de su carrera obtuvo importantes premios, como la segunda medalla de la Exposición Nacional de 1924 por “Tipos árabes” y la primera en la Internacional de Barcelona de 1929 por su óleo titulado “Nochebuena en la aldea”. También celebró importantes exposiciones individuales, como la que tuvo lugar en la galería Velázquez de Sevilla en 1951. Compaginó la pintura con la docencia, y fue catedrático de colorido en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

En su producción prestó especial atención a la representación de tipos populares andaluces, castellanos y marroquíes, aislados o en composiciones anecdóticas, plasmados a través de un lenguaje caracterizado por el dominio compositivo, la riqueza y elegancia cromática y los efectos de luz plenamente conseguidos. El suyo fue un estilo enmarcado en el realismo costumbrista de la primera mitad del siglo XX, muy aclamado por la crítica y el público de su tiempo, lo que le llevó a ser reconocido oficialmente por la prensa como uno de los más sólidos representantes de la pintura española a mediados del siglo pasado.

Soria Aedo fue, ante todo, un consumado técnico; poseía un gran dominio del oficio, extraordinaria habilidad manual a la que se sumaba la maestría en la plasmación psicológica de sus modelos. En sus obras vemos una serie de efectos de luz hábilmente manejada, y también de color, que integran armoniosos conjuntos de innegable valor decorativo.

Actualmente Soria Aedo está representado en los Museos de Bellas Artes de Granada y Sevilla, así como en diversas colecciones particulares.