Esta obra fue creada por Benlliure para ilustrar la portada del libro titulado «El ocaso de un sultán», escrito por el político y periodista Darío Pérez. En 1907 debido a su labor periodística en la publicación «El imparcial», Pérez se trasladó a Marruecos como corresponsal.

Las crónicas de sus vivencias en dicha ciudad fueron recopiladas con la intención de crear un libro. Esta iniciativa surgió en 1908, año en el que contacto con Benlliure para encargarle la ilustración de la portada del libro que finalmente sería publicado en 1909.

En la pintura Benlliure, sintetiza la esencia de la obra literaria a través del uso de una temática orientalista captada desde una perspectiva estética personal, demostrando su destreza como dibujante. La pieza revela su característico uso de una pincelada audaz de gran economía formal con la que logra captar impresiones globales y precisas. Utiliza el propio color del soporte para crear una escena con multitud de personajes, destacando entre ellos el caballo que se encuentra en primer plano, cuya configuración recuerda en gran medida a la escultura del General Martínez Campos, diseñada por Benlliure e inaugurada en 1907.

Mariano Benlliure nació en el seno de una familia de amplia tradición artística. Sería, además, un artista precoz, pues desde muy niño dejó muestra de su don para la escultura. Sus primeros concursos y exposiciones tuvieron lugar antes de cumplir los diez años. El que sería uno de los más famosos escultores españoles del siglo XX comenzó a cultivar en su juventud una materia en la que ocupa un lugar destacado: la tauromaquia, presentando a los trece años un grupo escultórico llamado “La cogida del picador” en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876.

Inicialmente, no obstante, se dedicó principalmente a la pintura, disciplina que siguió cultivando en París al lado de su maestro Domingo Marqués. En 1879 se traslada a Roma donde, fascinado por Miguel Ángel, abandona los pinceles para dedicarse en exclusiva a la escultura. En 1887 se estableció definitivamente en Madrid, obteniendo en la Exposición Nacional de ese mismo año primera medalla por su retrato escultórico del pintor Ribera.

Su nombre pronto adquirió fama. Los bustos y monumentos públicos que realizó son numerosos; entre estos últimos destaca el del general San Martín, en Lima. Caracteriza su estilo un naturalismo detallista y minucioso, un impresionismo espontáneo, de modelado nervioso, tan rápido y vivaz que queda patente en el barro la huella manual del artista. Alfonso XIII le encargó trabajos para la Casa Real, y realizó importantes monumentos como los dedicados a Castelar, Gayarre, Marís Cristina de Borbón, Velázquez, Fortuny, Joselito e Imperio Argentina. En 1895 obtuvo la medalla de honor por la escultura del poeta Trueba, instalada en Bilbao. Poseía asimismo ilustres condecoraciones extranjeras, como la de la Legión de Honor de Francia y la medalla especial del emperador Francisco José. Mariano Benlliure tiene un museo con su nombre en Valencia, y está representado en el Museo de Bellas Artes San Pío V de la misma ciudad, en el Museo del Prado y el del Ejército en Madrid, el Museo de Bellas Artes de Murcia y el Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, entre muchas otras colecciones públicas y privadas de todo el mundo.