Diosa Flora ATRIBUIDO A GÉRARD DE LAIRESSE - Antigüedades Conde de Aranda
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Diosa Flora
ATRIBUIDO A GÉRARD DE LAIRESSE

Pintor: Gérard de Lairesse

Fecha/lugar creación: Siglo XVII

Título pintura: “Diosa Flora”

Material: Óleo sobre lienzo.

Medidas: 78 x 114 cm sin marco | 96 x 130 cm con marco

El artista nos ofrece un paisaje en medio de la naturaleza, donde se ven árboles, ramas, nubes y celaje, todo ello en un tono verdoso. En el centro de la obra aparece Flora, sentada y girada hacia la izquierda, hacia el espectador. Su cabeza está cubierta por hojas. Cubre su pecho, dejando ver los hombros, brazos y la zona alrededor de sus senos.

Sobre el pintor Gérard de Lairesse
Gérard de Lairesse nace en Lieja (Bélgica) en 1941 y fallece en la Haya (Países Bajos) en 1711. Fue un pintor y teórico holandés de estilo clasicista, el último maestro relevante del Barroco en Bélgica. Su padre, Renier Lairesse, también fue artista aunque de menor relevancia.

Se especializa en plasmar en temas mitológicos e históricos de la Antigüedad, dentro de un gusto más bien académico, decorativo y de belleza idealizada, con influencias francesas e italianas. Gérard de Lairesse fue el artista holandés más renombrado de la segunda mitad del siglo XVII pero, actualmente, es más célebre por el retrato que le hizo Rembrandt que por sus propias obras.

Sobre su vida personal, Gérard de Lairesse padecía sífilis congénita, pese a ello vivió hasta los 70 años. De joven huyó de Lieja por peripecias amorosas. Lairesse fue un artista polifacético y de gran cultura. Sus escritos tuvieron influencia en el siglo XVIII. Además, se interesó por la música y el teatro.

Como mencionábamos anteriormente, su padre también era artista por lo que se forma junto a él y con Bertholet Flemalle, pero en 1664 se ve obligado a huir de Lieja tras una tormentosa relación amorosa. Después de esto decide instalarse en Utrecht donde es descubierto por el marchante de arte Gerrit van Uylenburgh. Debido a esto último se muda a Ámsterdam en 1667. En está época, con unos 26 años, posa para un famoso retrato de Rembrandt (New York, Metropolitan Museum), donde aparece con aspecto enfermizo y demacrado, provocado por la sífilis congénita que padecía.

La mayoría de pinturas que Gérard de Lairesse produce son de gran formato para edificios públicos y mansiones, tanto cuadros como plafones para techo, recreando la pintura al fresco. Los temas más recurrentes del artista son mitologías y alegorías, aunque también toca los bíblicos pero dentro de la misma estética artificiosa y monumental. Su estilo conecta con artistas italianos y franceses, como Poussin y Pierre Mignard. De hecho, fue apodado “el Poussin holandés” y se le llega a ser comparado con Rafael Sanzio.

De sus obras destacan:

Aquiles descubierto entre las mujeres (Mauritshuis de La Haya).
Alegoría de los cinco sentidos, de 1668 (Glasgow, Museo Kelvingrove).
Alegoría de la libertad del Comercio (La Haya, Palacio de la Paz).
Venus presentando las armas a Enea (Amberes, Museo Mayer van der Bergh).
Hermes y Calypso (Museo de Arte de Cleveland).
El banquete de Cleopatra (Rijksmuseum de Ámsterdam).

Lairesse fue más hábil con el dibujo que con el color: introdujo tonos metálicos mediante pinceladas pulidas, lo que creo contrastes un tanto duros. También hay que nombrar su labor como grabador. Se pueden citar aguafuertes como: La reina Semíramis cazando leones y El sacrificio de Ifigenia (1667), entre otros. Muchos de ellos están incluidos en el libro Opus Elegantissimum, editado por Gerard Valck. Dicha recopilación reúne tanto grabados originales de Lairesse como otros basados en sus diseños. Además, el artista diseñó decorados teatrales y aportó ilustraciones para escritos sobre anatomía. El museo Británico de Londres posee algunos grabados de Gérard de Lairesse.

En 1690 Lairesse queda ciego, por lo que desde ese momento se dedica a la teoría artística. Sus escritos son recopilados en los libros Fundación del dibujo (1701) y El gran libro de la pintura (1707). En 1711 fallece en La Haya, donde vivía desde 1684.

Sobre el cuadro “Diosa Flora”
Flora era diosa de la flores, los jardines y la primavera en la mitología romana. En la mitología griega su equivalente es Cloris.

Su figura estaba entre varias diosas de la fertilidad. Su asociación con la primavera le otorgaba una particular importante en dicha época del año. La Floralia, su festividad, se celebraba en abril o mayo y simbolizaba la renovación del ciclo de la vida. Esta festividad estaba marcada por los bailes, bebidas y flores.

Flora era una mujer exuberante, adornada con flores en el pelo y el vestido. Se dedicaba a regalar miel a los hombres. Se casó con Céfiro, Dios del Viento, quien se enamoró de ella y la raptó.

El artista nos ofrece un paisaje en medio de la naturaleza, donde se ven árboles, ramas, nubes y celaje, todo ello en un tono verdoso. En el centro de la obra aparece Flora, sentada y girada hacia la izquierda, hacia el espectador. Su cabeza está cubierta por hojas. Cubre su pecho, dejando ver los hombros, brazos y la zona alrededor de sus senos.

Delante de la diosa hay abundantes flores de distintos y variados colores: rojos, rosas, amarillos… A su izquierda, de pie, un putto le ofrece una cesta de mimbre con más flores mientras sonríe. A su espalda, dos putti juegan con ramas. Uno de ellos, el más rubio de los tres, se encuentra desnudo y sentado sobre una tela blanca.

Los tonos verdes son predominantes en esta obra de Gérard de Lairesse. Aparecen en los árboles del fondo, ramas, hojas e incluso en la ropa de la diosa Flora. Las pieles son blancas con matices sonrojados, como en las mejillas de las figuras, las orejas o los pies. Hay que destacar el detalle con el que están tratados los elementos de la naturaleza muerta, tradición de la pintura holandesa por el bodegón.

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